viernes, septiembre 14, 2012

El vidrio de la Librería Nacional

La Librería Nacional es uno de los puntos de venta que sirve de referencia para medir el posible éxito o fracaso de un libro nuevo en Colombia. Las editoriales calculan las posibilidades de éxito de una nueva publicación a partir del pedido que esta librería les haya hecho. Esta decisión es subjetiva y obedece, hasta donde sabemos, al olfato de su reponsable principal, Felipe Ossa, un librero con larga tradición, experto en el género del cómic, entre otros asuntos.

Probablemente ese gusto literario es el que se expresa en el vidrio de su librería en el aeropuerto del El Dorado, de Bogotá. En un viaje, hace un par de semanas, estuve un rato aguardando la hora de entrar a migración observando la vitrina de la librería y me llamó la atención la lista de los autores que habían ganado el raro privilegio de estar grabados en ese vidrio.

Por supuesto estaban los best sellers seguros, como Paulo Coelho, Dan Brown o J.J Benitez. Otros best sellers más respetables como Mario Vargas LLosa, Arturo Pérez Reverte e incluso Stephen King. Hay maestros que sobreviven a las periódicas olas del mercadeo literario como James Joyce, Tomas Mann, Edgar Allan Poe, Vladimir Nabokov o Franz Kafka. 

Entre los autores latinoamericanos se destacan Juan Rulfo, Ernesto Sábato y sorprende, en tan reducida lista, la presencia de Laura Esquivel, no tanto la de Isabel Allende, pero sí mucho la de Alfonsina Storni.

De los autores colombianos, aparte de García Márquez, solo alcancé a percibir a Walter Riso y a Plinio Apuleyo Mendoza, el primero un superventas de la autoayuda y por tanto de presencia obligada, el segundo seguramente un afecto personal de los responsables de la selección porque hasta donde sabemos sus ventas no son tan espectaculares. Entre los autores colombianos ya desaparecidos solo alcancé a ver a David Sánchez Juliao.

El vidrio de la Librería Nacioal no es un canon literario demasiado ortodoxo. Es una propuesta que ilustra un poco los criterios de funcionamiento de la librería. Una gran mesa de novedades y estantes dedicados a los éxitos de ventas garantizados. Pero de todos modos para los autores allí incluidos es algo así como que su nombre esté escrito en piedra. Esta vez escrito en vidrio.